martes, 19 de enero de 2010

Centrales Nucleares

1. Definicion y objetivos

La energía nuclear es la energía que se libera espontánea o artificialmente en las reacciones nucleares. Sin embargo, este término engloba otro significado, el aprovechamiento de dicha energía para otros fines como, por ejemplo, la obtención de energía eléctrica,térmica y mecánica.


2. Ventajas e inconvenientes

Ventajas

- Producen mucha energía eléctrica
- No contaminan directamente la atmósfera
- No dependen de combustibles fósiles


Inconvenientes

- Producen residuos tóxicos y radiactivos que pueden causar enfermedades
- Daña al medio ambiente debido a las partículas radioactivas de los residuos


3. Funcionamiento, con texto e imagenes






El almacén de combustible: si el combustible es carbón, la central dispone de un recinto para depositarlo y disponer de una reserva permanente. El carbón se tritura en forma de polvo fino para facilitar la combustión. Desde el Molino es enviado a los quemadores de la caldera mediante corrientes con aire caliente. En el caso del fuel, se almacena en grandes depósitos que tienen reserva cada uno o dos meses.

La caldera: hay muchos tipos de calderas. Las más usadas son las de la irradiación, llamados así porque la transmisión del calor es por irradiación. Las calderas tienen quemadores adecuados para el tipo de combustible que usan y una cámara de combustión rodeada de un tubo muy largo que da muchas vueltas en la caldera para que el agua se sobrecaliente, y por lo tanto y de unas temperaturas que oscilan entre los 300 y 400 grados centígrados.

Las turbinas: son las máquinas motrices y transforman energía cinética del vapor de agua en energía cinética rotatoria para obtener el máximo rendimiento de la transformación esta formada por 3 etapas: alta, media y baja presión. El vapor a alta temperatura y presión procedente del sobrecalentamiento se introduce en la turbinas en el cuerpo de alta presión formados por centenares de pequeñas hélices. A medida que el vapor se expande y pierde presión, la dimensión de las hélices aumenta.

El condensador: Sirve para aumentar el rendimiento termodinámico de la transformación. El agua para vaporizar de a de entrar en la caldera en estado líquido. En el condensador, el vapor procedente de las turbinas se condensa antes de volver a entrar en la caldera para repetir el ciclo.

Torre de refrigeración: sirve para enfriar el agua de refrigeración de el condensador. Los circuitos de refrigeración pueden ser abiertos o cerrados, en función de la disponibilidad del agua. En los circuitos cerrados es imprescindible enfriar el agua para volverlas a usar. En los abiertos, que usan el agua de un río, es necesario, para no o afectar a la fauna, que se devuelva al río el que la temperatura muy parecida a la del agua del río. Su funcionamiento es muy simple, se provoca una lluvia muy fina de agua para refrigeración todas que ofrezca una buena superficie de contacto con el aire que circula en sentido contrario.

Las chimeneas: tienen la función de dar presión dentro de la caldera para que los gases desprendidos en la combustión y poderlos expulsa a la atmósfera. Pueden haber chimenea de tiro natural en que la circulación de los gases es provocada por la geometría de la propia chimenea, o de tiro forzado de cuando la circulación les ayuda mediante impulsos mecánicos.


Equipo eléctrico principal: está formado por el alternador, los transformados y el parque de distribución.

Sala de tratamiento del agua de alimentación: el agua usada que en la caldera es casi siempre agua natural que contiene diferentes sales minerales y gases disueltos. Estas sales se precipitan formando barro e incrustaciones en los tubos. El buen funcionamiento de la caldera depende en gran parte de la calidad del agua; por lo tanto, las centrales van equipadas, instalaciones de tratamiento de las aguas, que, con adición de sustancias químicas, contrarrestan las sales que contiene el agua y evitan el deterioro de los tubos.



4. Impacto ambiental


Las centrales nucleares aportan ya alrededor del 17% del total de la electricidad en el mundo. Prácticamente no producen emisiones de dióxido de carbono (CO2), dióxido de azufre (SO2) ni óxido de nitrógeno (NO2). Al menos cinco países, entre los que se cuentan Francia, Suecia y Bélgica, obtienen más del 50% de sus suministros totales de electricidad de la energía nucleoeléctrica. Otros diez países, incluidos España, Finlandia, el Japón, la República de Corea y Suiza, producen en centrales nucleares el 30% o más de sus suministros totales. Además, un gran número de naciones en desarrollo, incluidas la Argentina, el Brasil, China, la India, México y el Pakistán, tienen centrales nucleares en servicio. Actualmente hay en el mundo más de 430 reactores en funcionamiento que producen aproximadamente tanta electricidad como la que proviene de la energía hidroeléctrica.

Evitar las emisiones de gases de invernadero La creciente utilización de energía nucleoeléctrica desde el decenio de 1960 sumada a los aumentos constantes del aprovechamiento de la energía hidroeléctrica han ayudado a frenar la producción mundial de dióxido de carbono. Si la energía eléctrica de origen nuclear generada anualmente en el mundo fuese producida por centrales de carbón, de emisiones adicionales se originarían 1600 millones de toneladas de CO2.

En otras palabras, si en la actualidad el mundo no utilizara energía nucleoeléctrica, las emisiones mundiales de dióxido de carbono aumentarían, como mínimo, en un 8% cada año.

La energía nucleoeléctrica es también más benigna para el medio ambiente desde el punto de vista de la gestión de desechos. Además de las grandes cantidades de gases de invernadero y de ácido sulfúrico generadas, una central de carbón de 1000 MW(e) produce anualmente unas 300 000 toneladas de cenizas que contienen, entre otras cosas, materiales radiactivos y metales pesados que terminan en los vertederos y en la atmósfera. En cambio, los desechos radiactivos producidos por una central nuclear de la misma potencia ascienden solo a unas 800 toneladas de desechos de actividad baja y media y a unas 30 toneladas de desechos de actividad alta al año, los cuales pueden aislarse de la biosfera.

Aunque los gobiernos se han comprometido con la tendencia mundial hacia una reducción de las cantidades de CO2 producidas por cada unidad de energía consumida, relativamente pocos países han logrado reducir la producción de gases de invernadero mediante el paso a los combustibles no fósiles. Francia, el Japón, la India, la República de Corea y Suecia han reducido notablemente sus emisiones de CO2 por unidad de producción de energía en hasta un 30% a lo largo de los últimos 30 años. En países que no emplean energía nucleoeléctrica (como Irlanda, Italia y Dinamarca) las emisiones relacionadas con la energía han disminuido en menos del 10%.


5. Implantacion en España





6. Curiosidades

En 1979 se aprobó el plan nuclear de la CNEA que preveía, entre otros proyectos, la construcción de cuatro centrales núcleo eléctricas en la década de 1990. La primera (y de hecho, la única) que se comenzó fue Atucha II, de 700 Mw. Se empezó en 1980, con la inversión conjunta de la CNEA y la compañía alemana KWU (Kraftwerk Unión AG, subsidiaria de Siemens). Sus obras fueron paralizadas poco después y aún hoy no han sido terminadas. Las negociaciones previas a la firma del contrato con la empresa alemana fueron arduas y reflejaron una opinión internacional desfavorable hacia la Argentina. La mayor disponibilidad de recursos estatales, obtenidos sobre todo por endeudamiento, tenía como contraparte la percepción de intenciones bélicas en un régimen militar ilegítimo, en un contexto mundial de creciente proliferación nuclear. La Argentina, que en ese momento también acumulaba tensiones militares con Chile, fue considerada país de alto riesgo, igual que naciones como Corea del Norte, Pakistán y Brasil.


La segunda etapa del programa nuclear argentino se inauguró con el retorno a la democracia a fines de 1983. Este período se caracterizó por los numerosos cambios estructurales que afectaron tanto la disponibilidad de recursos del sector como su autonomía burocrática, a partir de los cortes presupuestarios de Raúl Alfonsín y las políticas neoliberales del gobierno de Carlos S Menem. Comenzando con la transición política precipitada por la creciente pérdida de legitimidad de la dictadura, la crisis de la deuda externa y la derrota militar sufrida en las Malvinas, se registraron dos importantes procesos que definieron la actividad nuclear en este segundo período. Bajo el gobierno de Alfonsín (1983-1989) se avanzó hacia una ‘desmilitarización’ de la CNEA y un reacomodamiento de los objetivos del programa determinados por el llamado plan nuclear argentino formulado en 1979. La escasez de recursos y la incapacidad de continuar un desarrollo nuclear mediante el creciente endeudamiento público tuvieron un fuerte impacto sobre la política del sector en los tempranos ochenta. El gobierno de Menem (1989-1999), por su parte, inició un intenso proceso de descentralización y privatización nacional, en el cual los objetivos de desarrollo autárquico del programa atómico fueron profundamente afectados.


La actual actividad energética tiene enormes impactos: lluvias ácidas, contaminación de mares y suelos, destrucción de bosques, residuos radiactivos, el cambio climático global y el agotamiento de recursos no renovables.

La energía núcleo eléctrica representa una enorme amenaza para la salud humana y los ecosistemas. Sus riesgos e impactos se extienden desde la minería de uranio, la fabricación de los combustibles nucleares, la propia operación de las plantas atómicas y la incesante generación de residuos altamente radiactivos. Su vínculo con la industria de armamentos y sus problemas técnicos y económicos no resueltos hacen necesario un rápido abandono de la opción nuclear. Greenpeace propone un cambio hacia las energías renovables y limpias.


La energía nuclear no suministra más de un 5 por ciento de la energía mundial, y ha causado enormes problemas. Nadie sabe todavía que hacer con la generación de residuos radiactivos que producen las centrales nucleares, ni con las centrales mismas cuando son cerradas. Estamos dejando un enorme problema a nuestros descendientes. En 1986, un solo accidente nuclear, en Chernobyl, causó más de 250 mil millones de dólares en perdidas tan solo en la Unión Soviética, contaminando una inmensa extensión de tierra. Dicho accidente puede llegar a causar hasta 250.000 muertes. Ahora se reconoce que muchas viejas centrales nucleares pueden causar accidentes parecidos. Además, las centrales nucleares están produciendo cientos de toneladas de mortífero plutonio: el elemento más peligroso que produce esta industria y que puede utilizarse además para construir armas nucleares.

Algunos sostienen la necesidad de un renacimiento de la energía nuclear ya que no emite dióxido de carbono y por lo tanto no contribuye al calentamiento global del planeta. Lo cierto es que ese sería el método más caro y peligroso para intentar neutralizar el calentamiento global. La energía nuclear debe ser abandonada y en su reemplazo utilizar fuentes de energías renovables y limpias como la eólica y solar.


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